Con
motivo de la demanda presentada contra la Delegación Provincial de
Cádiz de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio el
pasado jueves 19 de mayo, ayer viernes hice una visita a La Voz del
Sur, que desde sus comienzos ha seguido el caso de manera amable,
para una entrevista que saldrá en estos días. Para refrescar las
ideas, escribí las líneas que siguen (prometo que el tostón
administrativo son sólo los primeros párrafos y que podéis
saltarlos si os cansa).
Comencemos
haciendo un repaso rápido a fechas claves en este asunto:
- el 10
de febrero de 2009 se hace entrega del Acta de Compromisos que
establece los acuerdos adoptados con la Empresa Pública del Suelo de
Andalucía (EPSA) para la rehabilitación del inmueble de calle San
Antón 5 (El Corral de San Antón). En su cláusula novena, éste
Acta de Compromisos dice:
“Este
acta de compromisos queda sujeta a la aprobación de la actuación
por la Comisión Delegada de EPSA para las áreas de rehabilitación
concertada con carácter previo a la correspondiente resolución de
las ayudas por la persona titular de la Delegación Provincial
correspondiente”.
- 16 de
junio de 2009 se hace entrega de la Resolución, a fecha 18 de mayo
del mismo año, de la Delegada provincial de Vivienda y Ordenación
del Territorio, siendo éste el acto administrativo por el que se
concede la subvención y completando así la documentación a la que
quedaba sujeto el acta de compromisos, pues esta resolución, tal
como queda reflejado en la ya citada cláusula novena, es posterior a
la aprobación de la actuación por la Comisión Delegada de EPSA.
- el 28
de abril de 2010 se pone en conocimiento de EPSA la decisión de
abandonar la casa ante los derrumbes sufridos en los últimos días.
Tras
varios años de silencios y mareos administrativos, el pasado 19 de
febrero de 2016 se presenta ante la Delegación Provincial de Cádiz
de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio la
reclamación previa. A esta especie de acto de conciliación, la
Administración tiene un mes para responder, y el silencio vuelve a
ser su respuesta. Una vez transcurrido ese mes, tenemos dos meses más
de plazo para presentar la demanda ante el Juzgado
Contencioso-Administrativo, formulándose definitivamente el pasado
jueves 19 de mayo de 2016 en Sevilla, con la petición de
presentación del expediente completo para la mejor redacción
posible de la demanda.
Debido a
que la última entrevista que concedí sobre este asunto fue en
octubre de 2014, me preguntaba, ¿qué decir que no haya dicho ya?
¿qué ha pasado desde entonces? Y me contesta: poco o nada, desde
la relación con la Administración; y mucho, mucho, desde la
relación con el Barrio y con los movimientos sociales de Jerez.
Vayamos por parte.
A la
actual AVRA (Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía),
heredera de la antigua EPSA, se le presentó un proyecto por el que,
siendo conscientes de las dificultades económicas que vive la
Administración, se renunciaba a un 80% de la subvención concedida.
Esto suponía la rehabilitación de un sólo apartamento en lugar de
los cinco pactados y una subvención de 39 mil euros, en lugar de los
195 mil euros que tenemos concedidos. Es decir, estábamos
renunciando a 156 mil euros. La respuesta de AVRA, en la línea de su
antecesora EPSA: silencio oficial. Ni una sóla respuesta. En estos
años, la única comunicación oficial de EPSA-AVRA llegó tras pedir
la mediación del Defensor del Pueblo Andaluz, para concederme una
entrevista con el Área de Rehabilitación de la Empresa tras años
solicitándola y no obteniendo ninguna respuesta previa a esa
intervención del Defensor.
Y a
partir de aquí llega ya la redacción de lo realmente
enriquecedor... ¿qué ha pasado en la relación con el barrio y con
los movimientos sociales?
En la
anterior entrevista concedida a La Voz del Sur, en el vídeo ya se
apunta a que no estamos llorando en busca de una limosna, sino que
nos encontramos criticando el modelo de ciudad. Con ello, por
ejemplo, quiero decir, ¿qué políticas de rehabilitación existen?
No estamos hablando de planes y promesas nunca cumplidas, sino de
realidades. Un paseo por los barrios históricos de nuestra ciudad es
esclarecedor, a la par que alarmante. ¿Cuántas casas abandonadas
hay en el centro de Jerez? En la misma calle San Antón, una calle
que apenas cuenta con 17 números, existen al menos cuatro fincas
totalmente abandonadas y otras parcialmente. O la calle San Miguel,
que une la plaza principal de nuestra ciudad, la del Arenal, con uno
de sus mayores monumentos, como es la Iglesia de San Miguel, y que
está prácticamente abandonada por completo. Y ya no hablemos si nos
trasladamos al Jerez Intramuros, paseando por ejemplo por la Plaza
San Lucas, donde si nos paramos un par de minutos allí y miramos a
nuestro alrededor, no podemos hacer otra cosa que echarnos a llorar.
Y ahora nos encontramos, por otro lado, con la construcción de
nuevas viviendas, por ejemplo, en calle Paúl, donde se va a volver a
derruir parte del Patrimonio bodeguero, para la construcción de
pisos de nueva construcción, ahondando en el mismo problema. Es
lamentable.
A esto
hay que sumar que seguimos celebrando a bombo y platillo la
construcción de más hoteles, como el que irá en el antiguo
edificio del Casino Jerezano, en calle Tornería, confiando la
rehabilitación del Centro Histórico a la inversión privada en
materia de turismo, lo cual sucede no sólo con grandes hoteles, sino
con la reconversión de antiguas casas de vecinos, como la Casa del
Cristo en calle Pollo, en apartamentos turísticos. A su vez, el
centro de la ciudad se ha convertido en una continua terraza de bar,
siendo extraña la plaza o calle que no ha sido invadida. El problema
reside en que observamos a la ciudad (en todos los ámbitos que la
configuran) sólo desde el prisma de la rentabilidad económica, y un
contexto socio-económico como el que estamos viviendo en los últimos
años es ideal para reforzar estas ideas. ¿Qué tipo de ciudad
estamos construyendo? A esto nos referimos, y ¿qué impacto tiene
este modelo de ciudad sobre nuestras formas de vida? Estamos
despojándonos de nuestra historia y convirtiéndonos en un
escaparate más. ¿Cómo esperamos que se rehabilite y se revitalice
el centro? Pues parece que hemos apostado todo a que sólo sea
mediante esa inversión privada, que ya dispone de un buen capital
económico y que sólo espera una rentabilidad económica. No hay
más. Sin embargo, el centro está cada vez más deshabitado y la
población que resiste aún se encuentra más envejecida, viviendo en
unas condiciones de habitabilidad bastante penosas. ¿Cómo afrontar
la rehabilitación de las viviendas de estas personas si no tienen
medios para pagar lo básico para sobrevivir? ¿Acaso no debería ser
esto uno de los temas principales de la política municipal? La
respuesta es sencilla: no es rentable.
Y, ¿qué
queremos decir con eso de cómo nos afecta el modelo de ciudad más
allá de la ciudad entendida como ente en sí? Siempre lo hemos dicho
bien claro y ya, con las Jornadas de Uso del Espacio Público que
organizamos el pasado septiembre, quedó bien demostrado: el modelo
de ciudad influye de manera directa y decisiva en nuestra
construcción del ser y de las relaciones. ¿Cómo va a ser igual
relacionarse en una ciudad que apuesta por la eliminación de la
comunidad que en una que gira sobre las casas de vecinos? ¿Cómo van
a ser igual las relaciones que se daban en las casas antiguas de
vecinos que las que se dan en las nuevas urbanizaciones privadas de
unifamiliares? Este centro cada vez más despoblado y con una
población más envejecida ha encerrado a sus mayores en oscuros
apartamentos, enseñándoles a manejar el mando a distancia para que
escuchen alguna voz conocida a lo largo del día, con cada vez menos
personas a su alrededor. Y si salen a la calle, ¿qué encuentran?
Pues lo mismo. Un estado de abandono total, una ausencia de espacios
de encuentro y un barrio cada vez más desagradable, desangelado.
Con todo
esto, no había mucho que hacer para que las I Jornadas de Uso del
Espacio Público fuesen un éxito, tan sólo volver a establecer a
éste (calles y plazas) como lugar para el encuentro, para
compartir... aunque sea compartir el tiempo. Y ésa es la idea
también de El Corral de San Antón, que la casa vuelva a convertirse
en un espacio de encuentro.
Sin
embargo, ahora nos encontramos ante la demanda, que choca también
con el nuevo proyecto para El Corral. La idea de rehabilitar El
Corral de San Antón como centro cultural surge algunos años después
de la firma del convenio con EPSA y de la concesión de la subvención
por parte de la Delegación. Esto hace que ahora, a la hora de
presentar la demanda, tenga que pensar qué es lo que solicitamos y
las consecuencias de ello: si solicitamos la ejecución de lo firmado
más una indemnización por daños, o sólo esto último, olvidando
la subvención concedida. El problema radica en que si pedimos la
cuantía de la subvención, significaría olvidarse del proyecto de
El Corral de San Antón como centro cultural, pues habría que
cumplir con todo lo firmado en ese convenio, con lo que que habría
que habilitar cinco apartamentos en la finca. Esto puede parecer una
incoherencia, pero no es así. Se podría pensar que estamos hablando
del despoblamiento del centro como grave problema y, sin embargo,
queremos convertir una casa de vecinos en centro cultural, en lugar
de rehabilitar sus viviendas. Lo que pensamos para tomar esta
decisión es que vivir es mucho más que comer y dormir, y que el
centro ha quedado muy atrás en cuanto a equipamientos para
enriquecer la vida en el mismo y hacerlo más atractivo. Dotar al
centro de más equipamientos (culturales, deportivos, parques
infantiles, etc.), haría de reclamo para su revitalización.
Centrándome
en el asunto de la demanda, me daría mucha rabia renunciar a lo
firmado por el simple hecho de no ir a por todas a castigar a la
Administración. Y no por venganza ni por rabia gratuita, sino por
mantener una postura de respeto y responsabilidad conmigo mismo, con
mis compañeros y con la gran cantidad de personas que han padecido y
siguen padeciendo estas políticas. Por un lado, ¿cómo evalúo yo
lo daños ocasionados a mi persona si no es que sean incalculables,
sino irreparables? Años y años en los que todos los días del año,
todos y cada uno de sus días, éste no es que haya sido un problema,
sino El Problema. Reuniones, escritos presentados, desplazamientos a
Cádiz o Sevilla, llamadas telefónicas, horas y horas empleadas... y
cómo afecta todo esto a nivel emocional/psicológico, directamente
en mi salud, cuando ves que tú ofreces todo lo que tienes, cedes el
máximo que puedes ceder y vas viendo cómo tu casa se va
convirtiendo poco a poco en una ruina y te tienen atado de manos y
pies.
Aunque
intente restarle importancia, no hay que olvidar el aspecto
económico. Lo que supone mantener una casa abandonada, que pretendes
rehabilitar, que sigue empeorando, y que continuas pagando, además
con una sentencia ganada contra el banco y que éste recurre y no
ejecuta. Esta sentencia es la famosa Cláusula Suelo, por la cual
estoy pagando cerca de 300 euros más de lo que debería todos los
meses.
Y en
cuanto al respeto a tantas y tantas personas que han padecido estas
políticas, me pregunto ¿cuántas no han podido aguantar y han caído
por el camino? Por ellas hay que ir a morder y desgarrar. Y una vez
con su corazón entre los colmillos, colgando sus ropas por mi boca,
se enseña al enemigo el trofeo con rabia, que sepan dónde se han
metido.
Y, por
último, vamos a suponer que hubiese olvidado todo lo que ha pasado y
quisiera rehabilitar desde cero mi casa, hasta donde pudiese llegar.
Vamos allá.
Aqualia y
Endesa. Son los dueños del agua y la luz... o eso creen. Si quiero
solicitar contrato de obras, requieren licencia de obra. Una licencia
de obras que fue parada por el acuerdo con EPSA y que ahora, no se
puede reabrir por haber sido interrumpida. Por cierto, para
interrumpir esta licencia de obra, EPSA presentó un escrito en la
Gerencia Municipal de Urbanismo en el que se reconocía la existencia
de una subvención concedida. Vamos a hacer más suposiciones. Voy a
por todas y voy a intentar comenzar la rehabilitación por mi cuenta.
Empezamos deteniendo la entrada de agua en la casa, impermeabilizamos
los tejados. Vamos a poner que esta obra está presupuestada en 20
mil euros. A los 20 mil euros, para empezar, habría que sumar 4 mil
que serían para pagar el IVA, añadir un 10% para la licencia de
obras (2 mil euros) y ahora vamos con el de un contrato con Aqualia y
otro con Endesa, cerca de 200 euros cada uno... La licencia que
otorgan en la GMU para esta obra es de dos meses, una vez
transcurridos estos dos meses, la licencia expira y, con ella, los
contratos de luz y agua. Si no ha dado tiempo de finalizar las obras
se puede solicitar una ampliación de plazos, pero si queremos seguir
avanzando obras, habría que hacer otra vez todo de nuevo. En
resumen, una impermeabilización de cubiertas de 20 mil euros,
vendría a salir por cerca de 27 mil euros...
Además,
contamos con pagar un IBI mucho más alto que en cualquier otra zona
de la ciudad, basado quizás en una idea romántica de lo que
significa vivir en el centro, porque la realidad es la que hemos
descrito. Vamos a sumarle que además nos regalan el ser de la zona
de Jerez en la que se paga doblemente por circular con vehículo a
motor: el impuesto de circulación y el ORA por aparcar.
En fin,
como pueden ver, todo un lujo muy atractivo eso de irse a vivir al
centro. Así es como se pretende revitalizarlo... vuelvo a repetir:
ya es hora de que se plantee este problema como un grave asunto a
tratar, con menos facilidades para que las grandes empresas
constructoras siguen construyendo vivienda nueva , y más facilidades
para la rehabilitación integral de lo ya existente.
Y, por
último, no puedo olvidar que esta exposición pública que hago de
mi vida no es para nada deseada y que no lo hago desde lo particular.
Si hago esto no es para “llorar”, sino que tal como por algún
lado de este blog aparece: “La historia de un día engloba la del
mundo y la de la sociedad”, H. Lefebvre. Así que esto que se
expone no quiero que se tome como un llanto de impotencia, sino como
una denuncia pública, social y política, en la que se muestra sobre
qué ejes gira este podrido mundo.